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Puerta de la Villa

Adéntrate en la historia a través de la imponente Puerta de la Villa en Monteagudo de las Vicarías.

Es la única puerta medieval que se conserva, de las tres que originalmente existieron, en el perímetro amurallado de la villa; localmente se le denomina “Puerta del Arco”; en algunos documentos, “Puerta de las Eras”; históricamente, “Puerta de la Villa”, porque fue la entrada principal a la villa [término medieval, sinónimo de pueblo] de Monteagudo; este portón comunica la calle más importante, calle Real [hoy calle Mayor], con la plaza de su mismo nombre, donde se localizan los dos edificios más emblemáticos, la Iglesia y el Castillo-Palacio, que cierran el circuito fortificado por el norte-noreste. En tiempos pretéritos accedieron por ella personalidades destacadas, desde reyes a eclesiásticos, de nobles a embajadores, de mandos a soldados, etc… Estos argumentos avalan su vistosidad y excelente arquitectura. 

La robusta construcción gótica rematada en airoso almenado, delata el carácter eminentemente defensivo, conservando todavía restos de los antiguos elementos de uso, anclajes, doble vano, jambas, quicios, batientes, matacanes, buhera (hueco cuadrado en la bóveda que defendía la puerta de entrada), ranura para deslizar el rastrillo, etc..; la construcción pudo ser, cronológicamente, paralela al castillo e Iglesia, siglo XV. Encima de la dovela central del arco interior, se abre una hornacina en cuyo interior se aloja una Virgen, elemento propio de protección religiosa y custodia espiritual para los que penetran o abandonaban la villa; también para labriegos, pastores y hombres de campo en general, dada su orientación hacia el horizonte del término; es muy probable que la figura original fuera muy similar a la imagen Virgen de la Muela, del siglo XIV,  que se muestra en la Iglesia. 

Sociológicamente, este rincón de la villa, está cargado de vida, tradición y cultura popular; su orientación sur, fue lugar ideal de encuentro para ancianos y mayores que, en su rejuvenecida vejez, narraban historias, relataban aventuras y recreaban un pasado ignorado por el presente; así, con enorme carga de sensatez, llamaban a este espacio “El Mentidero”. Lastimosamente el frontal que coronaba la muralla, frente al arco, airoso, vistoso y de excelente factura, se arruinó por las filtraciones, desplomes, sobrecargas, etc…, aunque se ha reconstruido el talud de piedra.

Texto: Antonio Ruiz López.