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Torre de Martín González

Explora la historia y la dualidad entre defensa y fe en la Torre de Martín González, también conocida como Castillo de la Raya.

También denominado castillo de la Raya, por ubicarse en el mojón de los dos reinos históricos, Castilla y Aragón, hoy Comunidades Autónomas; y, desde 1833, con la división de Javier de Burgos, entre las provincias de Zaragoza, término de Pozuel de Ariza, y Soria, término de Monteagudo de las Vicarías.

El conjunto se compone de dos elementos indisolublemente unidos: el castillo y la ermita; cada uno cumplirá su función específica, defensiva el primero y religiosa el segundo. El recinto fortificado, que se ubica en un altozano, presenta actualmente un lamentable estado ruinoso, del que apenas es perceptible algún resto de los paramentos o de la cadente torre del homenaje. La ermita, abandonada larguísimo tiempo, sufrió expolios de toda clase, vandalismo  injustificable y uso impropio; hoy, afortunadamente restaurada, gracias a la Dirección General de Patrimonio de Aragón, puede preservarse como bien patrimonial.

La construcción del castillo de estilo gótico o protogótico, inicialmente, está relacionada con la red de atalayas vigías, musulmanas o cristianas, levantadas para controlar el paso natural, zona de tránsito de ejércitos, entre el Valle del Ebro y la Submeseta Norte, directamente conectado con el castillo de Monteagudo; la evolución posterior, una vez delimitadas las fronteras de los reinos, convierte esta franja del Nágima-Jalón en puntos sensibles entre los reinos de Castilla y Aragón, requiriendo la consolidación de los elementos defensivos. Es muy probable que se consolidará como factor estratégico en época de Alfonso VIII, el fundador del Monasterio de Santa María de Huerta, marzo de 1179, y firmante del tratado de Cazola, rubricado en el mismo año, con el rey de Aragón, Alfonso II, cuyo lugar de encuentro y reconciliación se localiza en estos parajes. Destaca sobremanera la torre del homenaje y su sistema defensivo; en altura, el cadalso y en superficie, la trinchera abierta en la roca.

Texto: Antonio Ruiz López.